martes, 17 de enero de 2023

EL OCEANO EN UNA GOTA


EL OCEANO EN UNA GOTA

"No eres una gota en un océano. Eres el océano entero en una gota". Rumi.

Dan Ariely afirma que algunos estudios nos pueden ayudar a conocer qué variables se relacionan con la empatía y el comportamiento prosocial o altruista. Se ha observado que tendemos a ayudar a “personas identificables”. A su vez, esto se asocia con tres factores psicológicos: el grado de cercanía con la víctima, la vividez con la que podemos imaginarnos su situación, y el efecto «drop in the bucket”, o una gota en un cubo o un océano), y que se refiere al hecho de que somos más proclives a prestar nuestra ayuda cuando dicha ayuda habrá sido necesaria y tendrá efectos claros y rápidos. Cuando algo que parece poco tiene gran valor.


De las tres variables, ha tomado especial relevancia la segunda, que es la capacidad con que podemos imaginar o visualizar la situación por la que pasa otra persona. El motivo es que cuando hemos pasado por la situación por la que está pasando otra persona, nuestra mente puede “imaginar”, “visualizar”, “ver” mejor a la otra persona y sus circunstancias. En ese caso, se influyen las tres variables y se activa el efecto de la “persona identificable”. La persona nos resulta cercana, podemos imaginar lo que siente y la importancia que tiene nuestra ayuda porque entendemos sus efectos.

Unos investigadores del Boston College realizaron diversas investigaciones que les permitió concluir que estamos más dispuestos a ayudar a los demás cuando somos capaces de imaginarnos vívidamente a nosotros mismos ayudando. Estos resultados coinciden con lo que plantea Dan Ariely. Además, algunos estudios indican que el procesamiento autorreferencial puede favorecer comportamientos prosociales. El procesamiento autorreferencial es la tendencia a recordar mejor la información que es relevante para nuestro autoconcepto, es decir, para la propia imagen, como cuando nos damos cuenta de que pasa por la carretera un ciclista si también somos ciclistas y lo recordamos mejor más adelante, pero no vemos ni recordaremos a la persona que iba en patinete. Del mismo modo, el procesamiento autorreferencial se relaciona con nuestras creencias, preferencias, gustos, expectativas, experiencias pasadas. Cuando nuestra propia imagen se asocia con la generosidad, seremos más sensibles a las conductas proactivas propias y ajenas. En general, tendemos a actuar de manera coherente con nuestro autoconcepto moral. Si damos valor a las conductas ayudaremos más a otras personas. Veremos que el autoconcepto y el procesamiento autorreferencial tiene relación con la vocación.

Nuestras creencias están muy relacionadas con nuestra experiencia. Y pocas experiencias nos hacen tan comprensivos con las necesidades ajenas como tener necesidades propias. Necesitar ayuda nos enseña a valorar el comportamiento altruista y, por lo tanto, haber pasado por la misma situación que otra persona es una experiencia que puede derribar el muro que nos separa de otras realidades. Este es un claro ejemplo de cómo cuando nosotros cambiamos, cambia todo.

Hoy algunos quieren abusan de la bata para afirmar que son sanitarios. Es algo que utilizamos y nos identifica, pero en mi autoconcepto y procesamiento autorreferencial intento identificarme con el profesional que intenta estar actualizado, mejorar sus conocimientos, y sobre todo, con aquel que es generoso con sus pacientes y sus compañeros.

La película “The Doctor” es un ejemplo muy conocido que muestra la manera en que estas tres variables se retroalimentan con naturalidad. Se relata el camino que transita un médico que se convierte en paciente. Se trata de un cirujano brillante pero distante con sus pacientes, al que le diagnostican cáncer y pasa a vivir en primera persona todo tipo de situaciones que antes eran desconocidas para él. Como consecuencia, mejora notablemente la atención que ofrece. A partir de esta experiencia lograr “ver” cosas que antes no entendía. Los pacientes pasan a ser personas identificables, muy parecidas a él mismo. A partir de ese momento entiende que su ayuda es esencial y valora más los efectos que se derivan de su trabajo. El Dr. Mackie (que es como se llama el protagonista) sabe que algo que parece poco puede significar mucho para la otra persona (drop in the bucket).

Todo esto no es extraño, si tenemos en cuenta cómo funciona nuestra memoria. Aunque asociamos la memoria a nuestra capacidad para almacenar eventos pasados, gran cantidad de estudios vienen a avalar la idea de que está especialmente diseñada para simular posibles escenarios futuros.

El ser humano tiene algunas habilidades generales que están en la base del comportamiento moral y de la ayuda: nuestra capacidad para anticipar consecuencias, para enjuiciar a otros y posibilidad de elegir entre alternativas. Todas estas habilidades guardan relación con nuestra capacidad para representarnos escenas futuras. Eso podemos hacerlo a partir de lo que ya conocemos, de recuerdos o imágenes pasadas y nuestra experiencia. Y es importante resaltar que estas capacidades de sustentan en otras que compartimos con otros primates y que, por tanto, tienen un origen filogenético; el apego, la cooperación, en abandono y la detección del abandono, la empatía. Estos sentimientos son esenciales para adquirir la moral propia del ser humano que está diseñado para ser altruista por naturaleza. 


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