domingo, 25 de diciembre de 2022

LA EMPATÍA Y LA CAPACIDAD DE IMAGINAR LO QUE ESTÁN VIVIENDO OTROS

LA EMPATIA Y LA CAPACIDAD DE IMAGINAR LO QUE ESTAN 

VIVIENDO OTRAS PERSONAS




The Doctor (1991)

Esta escena pertenece a una conocida película, “The Doctor” (1991) en la que se narra la historia de un cirujano, el Dr. Jack McKee, brillante en el quirófano, pero distante y frío con sus pacientes. Un buen día le diagnostican un tumor de la laringe y, a pesar de tratarse en el hospital en el que trabaja, no podrá librarse de los trámites burocráticos, todo tipo de pruebas, errores médicos, retrasos en los tratamientos y, por supuesto, de los miedos asociados a convivir con una enfermedad que se asocia con la muerte. En definitiva, se muestra el proceso por el que el médico pasa a convertirse en paciente. Como consecuencia, cambia por completo su manera de entender su trabajo. Pasa de ver sólo la enfermedad de sus pacientes para interesarse además por la forma en que la enfermedad les afecta emocionalmente.

Se ha escrito mucho sobre el altruismo y la generosidad. No se sabe qué variables son las que elevan la probabilidad de que seamos más empáticos y, como consecuencia, dediquemos tiempo y recursos a ayudar a otras personas. Dan Ariely afirma que hay tres factores que intervienen en estos casos: el grado de cercanía con la víctima, la vividez con la que podemos imaginarnos su situación y el efecto «drop-in-the-bucket», y que se refiere al hecho de que somos mucho más proclives a prestar nuestra ayuda cuando dicha ayuda tendrá efectos rápidos, claros y en los que habrá sido necesaria. Estas tres variables se asocian con lo que llamó “el efecto de la víctima identificable”. De las tres variables, me parece especialmente interesante la segunda, que es la capacidad con que podemos imaginar o visualizar la situación por la que pasa otra persona. Es verdad que es importante que la persona a la que ayudemos esté cerna (no a miles de kilómetros como sucede con algunas ONG) y que además lo que hagamos tenga resultados observables a corto plazo. Pero, sin duda, tener una imagen clara y propia de lo que está viviendo otro, es un factor determinante.

Sin duda, no hay mejor manera de tener acceso a visualizar la situación por la que puede estar pasando otra persona que haber pasado por la misma experiencia. Si no en primera persona, alguien cercano a nosotros.

Unos investigadores del Boston College realizaron diversas investigaciones que les permite concluir que estamos más dispuestos a ayudar a los demás cuando somos capaces de imaginarnos vívidamente a nosotros mismos ayudando. Estos resultados coinciden con la idea de Dan Ariely.

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