lunes, 27 de diciembre de 2021

TE ESCUCHO, TE ENTIENDO, TE AYUDO

 TE ESCUCHO, TE ENTIENDO, TE AYUDO

Te escucho, te entiendo, te ayudo surgió hace años, cuando impartía una asignatura llamada "Apoyo psicológico en situaciones de emergencias". Forma parte del curriculum del módulo de Formación Profesional de Grado Medio "Emergencias sanitarias". Cuando intentaba explicar a mis alumnos la forma de realizar los primeros auxilios psicológicos, observaba que tenían dificultades para tener una imagen clara de lo que estaban haciendo. Los modelos teóricos que les mostraba tenían muchos pasos y ellos confundían unos con otros. Al hacer role playing se paraban porque intentaban recordar en qué paso de esos modelos estaban. De manera que decidí "resumirlos" en tres pasos, esto es, te escucho, te entiendo, te ayudo. Es resultado es que no tuvieron problemas para visualizar el objetivo. Cuando les ponía algunos ejemplos, podían reconocer cada paso y además ellos podían poner sus propios ejemplos. Con estos tres pasos eran capaces de recoger información de las personas que atendían y establecer prioridades en sus necesidades. Escuchaban, preguntaban y repreguntaban para entender y mostrar comprensión. Finalmente, creaban un plan de ayuda con objetivos diferentes en función de la urgencia

En aquellos días fui con mi hija, que tenía unos 12 años entonces, a comprar a una tienda cercana. En el camino nos cruzamos con una mujer que tropezó y se cayó al suelo. Tenía heridas en las dos rodillas y un chichón en la cabeza. Nosotros fuimos los primeros en llegar y le ayudamos a levantarse. Cuando hubo más personas, crucé la calle para pedir hielo en un bar. Al volver, encontré a mi hija con el teléfono móvil de la mujer que estaba muy preocupada porque su hijo la estaba esperando más adelante, en la entrada de la tienda a la que íbamos nosotros. Mi hija escuchó a la mujer, hizo señales de entender su preocupación y le ayudó al ponerse en contacto con su hijo para explicarle lo que había pasado. Sin que nadie se lo enseñara, de manera natural, hizo lo que yo enseñaba a mis alumnos. Este momento fue muy revelador para mí y compartí lo ocurrido con mi mujer y, por supuesto, con mis alumnos.

Es sencillo reconocer estos tres pasos en muchas situaciones cotidianas. Por ejemplo, cuando ayudamos a un vecino al que no le arranca el coche. Veo hacer esto todos los días a mis compañeros cuando trabajamos en equipo y también con los pacientes

Estamos diseñados para hacer esto de manera natural. El motivo es que todos hemos estado alguna vez del lado del que ayuda y también del que necesita ayuda y por lo tanto, sabemos lo que debemos comunicar cuando ocupamos cada papel.

Los psicólogos Daniel Goleman y Paul Ekman creen que existen varias categorías de empatía, en concreto tres:

- La empatía cognitiva.

Esta categoría de empatía es la capacidad que tenemos de saber que otra persona podría estar pasando un mal momento. Es una habilidad que nos ayuda a anticipar lo que otra persona puede pensar y sentir.

- La empatía emocional.

Este tipo de empatía nos permite compartir los sentimientos de otra persona. Se podría describir como la cualidad para sentir lo que otra persona siente. Esta habilidad, nos ayuda a conectar emocionalmente con otras personas. 

- La empatía compasiva.

La empatía compasiva va más allá del conocimiento o el contagio emocional, y supone hacer algo para ayudar en la medida de lo posible.

No es lo mismo saber lo que otra persona puede sentir que sentirlo en parte. Este último escalón eleva la probabilidad de que nos movamos para hacer algo por ayudar a otra persona. 

Los tres niveles de empatía se corresponden fielmente con las tres cosas que comunicamos a quien necesita ayuda. El motivo es que sabemos qué necesita sentir la otra persona para que se sienta atendida, aunque no seamos conscientes de que lo sabemos.

 
 

Te escucho

Empatía cognitiva. Sabemos lo que debe sentir otra persona

Te entiendo

Empatía emocional. Sentimos lo que siente otra persona

Te ayudo

Empatía compasiva. Nos ponemos en marcha para ayudar a otra persona


El mensaje es muy simple, pero al mismo tiempo muy potente. Te escucho, te entiendo, te ayudo es lo que hacemos de forma natural cuando ayudamos a otra persona. Cuando somos generosos nos sentimos bien. Eso ha permitido al ser humano sobrevivir durante miles de años. Sin embargo, al mismo tiempo, estamos diseñados para mirar para otro sitio por el mismo motivo, superar algunas situaciones. Los sanitarios no son ajenos a esta paradoja, sin embargo, ellos no pueden mirar para otro sitio. En el blog se analizará la importancia que tiene la vocación y la profesionalidad de estos profesionales para salvar este conflicto. Siempre que sean capaces de transmitir a sus pacientes que les escucha, les entiende y tiene intención de ayudarles, estarán haciendo una buena atención. El motivo es que esto es lo que los pacientes necesitan que les transmita la persona en cuyas manos ponen su salud. 

Sin embargo, creo que es muy importante que sepamos que ayudar y no hacerlo forman parte de nuestra propia naturaleza. Y que conocernos es el primera paso para mejorar como profesionales. Errar es humano y aprender de nuestros errores debe ser nuestro objetivo.

A lo largo de este blog, entre otras cosas, veremos la importancia que tienen la neuronas espejo y la teoría de la mente a la hora de comunicarnos. Analizaremos su relación con la generosidad y nos plantearemos si estamos diseñados para escuchar de forma activa, además de otros temas que espero os resulten interesantes, como por ejemplo, qué significa que los profesionales sanitarios deban ser "sociables y competentes". 

 



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