El cotilleo y
la venganza.
El cotilleo y la venganza están en
nuestra naturaleza.
Aquellos lobos que tenían menos miedo a los humanos se acercaron a ellos y recibieron comida y cobijo. A cambio, avisaban a los humanos de posibles amenazas e incluso lucharon junto a ellos. Mejoraron sus habilidades para detectar señales en los rostros humanos, pero se hicieron más dependientes. La reciprocidad les aportó ventajas y se premió la docilidad sobre la agresividad. Como consecuencia, disminuyeron sus niveles de testosterona y también el tamaño de sus cuerpos. Lo mismo le pasó a ser humano.
Del mismo modo, se potenció la reciprocidad, positiva y negativa. Tu me das, yo te doy, tu me dañas, yo me vengo.
La reputación de las personas era importante porque
hacía que algunos miembros fueran elegidos y otros no. Y, como no era posible
ver de primera mano lo que otros hacían para saber quién era confiable, fueron
muy útiles el cotilleo y el fisgoneo (mirar por un agujero). El cotilleo
requería de un nombre y posiblemente, pudo ser incluso el inicio del
lenguaje. Hoy, el cotilleo y la venganza además son un negocio que puede
mover tanto dinero y seguidores como los deportes más populares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario